Hace veinte años un grupo de campesinos del corregimiento del Alto San Juan, entre ellos su principal líder, fueron asesinados por la antigua guerrilla de las FARC-EP. La comunidad sigue luchando para que se reconozca este hecho que partió su historia, los desplazó y los empobreció.
En el marco del encuentro para el reconocimiento sobre los impactos y afectaciones del secuestro en el Valle del Cauca, la familiar del hombre secuestrado y asesinado por las FARC-EP habla sobre su dolorosa experiencia y la de su familia.
Relata los sucesos en los que el mayor fue secuestrado por la guerrilla de las FARC-EP y su vivencia durante y después del secuestro. Responsabiliza a las FARC-EP de todas las afectaciones económicas, sociales, psicológicas, incluso psiquiátricas y físicas que dejó el secuestro para él, los demás secuestrados y sus familias.
En la guerra, a las personas diversas nos pasan cosas parecidas a las que nos pasan en la casa, en el barrio, en la escuela y en la calle. La diferencia es que, en territorios de conflicto, el odio y la discriminación se llevan con más frecuencia a unos niveles absurdos de sevicia. Allí, en esos territorios, tenemos que vivir metidos en una mentira de vida. Para no poner en peligro la vida, fingimos que somos otra cosa, que somos «normales».
Relatos de resistencia y resiliencia desde el exilio, formas de afrontar la distancia al no estar en nuestro territorio.
Resalta la importancia de conocer la historia que se ha dispersado a causa del quebranto que generó la guerra en Colombia. De saber qué pasó y las razones por las que miles de colombianos han sido exiliados, para que no se repita.
Presentación de la entrega del informe que realizó dhColombia a la Comisión de la Verdad sobre ejecuciones extrajudiciales en el eje cafetero.
El 21 de abril de 2002, alcaldes y personeros del oriente antioqueño, que participaban en la marcha de la No a la Violencia, fueron testigos del secuestro del entonces gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y su asesor de paz, Gilberto Echeverri, por parte de la antigua guerrilla FARC-EP. Un año después, el 5 de mayo de 2003, Gaviria, Echeverri y ocho soldados que permanecían secuestrados con ellos, fueron asesinados.
Tras la firma del Acuerdo de Paz, parte de los frentes tercero, 14 y 15 de la extinta guerrilla de las FARC-EP dejaron las armas y se instalaron en la vereda Agua Bonita, Caquetá. Durante estos tres años, los excombatientes han impulsado proyectos productivos para su reincorporación a la vida civil y el beneficio de las comunidades aledañas. La construcción colectiva de un territorio como «El Triunfo» también pasa por procesos de reconciliación.
El secuestro como práctica masiva, su prolongación en el tiempo y su extensión en todo el territorio nacional, causaron un profundo sentimiento de impotencia e inseguridad en la sociedad; una herida que es necesario cerrar para avanzar en la reconciliación del país.
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