«No callar también es un aprendizaje» (trabajar en entornos de Mujeres y de hombres). En entorno de Mujeres víctimas de violencias de género, crear un espacio de diálogo restaurativo. En entorno de Mujeres no víctimas, actividades reflexivas acerca de la importancia de no callar y visibilizar el sentimiento de culpa que genera el ser violentada.

Actividad 1. A partir del relato de una serie de situaciones que pueden pasar desapercibidas, pero que son formas de violencia de género en la cotidianidad, preguntar: ¿Es violencia o no lo es, y por qué? Es una actividad para visibilizar la violencia que se oculta en las acciones cotidianas, las «microviolencias», por lo cual es importante generar reflexión sobre el hecho de que solo reconociendo esas pequeñas formas de violencia podemos entender lo que generan en nosotros y actuar sobre ello.

Actividad 2. «Hagamos memoria». Las asistentes hacen memoria de situaciones como las antes descritas: en cuáles de ellas fueron violentadas de alguna forma y no lograron percibirlo. Lo cual va a generar en ellas el reconocimiento de su propia realidad y la violencia que viven allí. Aquí es importante resaltar el que se evite que una injusticia se cometa contra la integridad física o moral y que la víctima no actúe: el callar por desconocimiento.

Actividad 3. Espacio de diálogo «Qué pasaría si...», recreando escenarios de violencia de género posibles y cómo sería el actuar de las y los asistentes. Esta actividad busca dar un camino de respuesta no violenta a una situación de violencia de género, buscar la paz sin permitir que pasen sobre la propia integridad. Es importante que se evalúe la necesidad y sobre todo la relevancia de que un espacio de pedagogía como este tenga asistentes del mismo género o de géneros opuestos, ya que esto va a tener repercusiones profundas en lo que suceda en la actividad.